Así es Yecla

 Yecla está situada  en la zona del Altiplano, es el municipio ubicado más al norte de la Región de Murcia, en límite con las provincias de Albacete y Alicante. Tiene una superficie de 607.7 km2  y se encuentra a una altitud de 597 metros. Este enclave hizo de Yecla lugar de paso y encuentro para las gentes que confluían en el levante español, conservando hoy ese carácter  de pasillo de comunicaciones entre distintas tierras.

Los rasgos más característicos del clima son la escasez de precipitaciones, que comparte con la mayor parte de la Región, hallándose la media anual de precipitaciones en torno a 300 mm. Las temperaturas reflejan la altitud media elevada y la continentalidad, la media anual es una de las más bajas de la Región entre 14º5ºC.

La economía de Yecla experimentó en la segunda mitad del siglo XIX una nueva expansión, consolidándose su  carácter agrícola y vitivinícola, a mediados de la década de los años veinte se transforma la industria de toneles y carpinteros en fabricantes de muebles, pero no será hasta los años sesenta cuando se produzca el despegue industrial de la madera; reflejo del auge en este sector fue la primera exposición de la Feria del Mueble que se dio en España.

Los primeros restos de actividad humana se encuentran en la Fuente Principal de Villa, donde se han hallado piezas talladas en silex del Paleolítico Superior (30.000 a.C).

Otros vestigios de sociedades agrícolas aparecen en el yacimiento de la Cueva de los Secos, no obstante es el Monte Arabí  con sus pinturas rupestres, el mayor exponente de la actividad romana entre el VI y II a.C. Allí encontramos el poblado fortificado de El Arabilejo, fechado en la Edad de Bronce, y los campos grabados rupestres, las famosas “cazoletas” en las cercanías. Este poblado, junto a los abrigos de Cantos de la Visera y la Cueva de Mediodía, conforman un complejo de interés arqueológico de gran relevancia en el Levante Peninsular.

Cerca del Arabí, el Cerro de los Santos albergó un importante santuario ibérico de peregrinación, y en él se encontró a finales del siglo XIX, de la mano del padre Carlos Lasalde, la Dama Oferente, importante escultura conocida como la Dama de Yecla.

De época romana quedan vestigios de lo que fue el centro administrativo de una amplia comarca en el yacimiento de Los Torrejones.

Como asentamiento en el lugar que hoy ocupa, se establece Yecla con el nombre de Yakka a finales del siglo XI, coincidiendo con la caída del Califato y la instauración de los reinos taifas. Se levanta el “hins” o castillo a cuyo alrededor florece un pequeño núcleo de población estable.

El yacimiento arqueológico Hisn Yakka, en el  Cerro del Castillo, nos demuestra una reconstrucción de este asentamiento islámico de los siglos XII al XIII, con casas y edificios que siguen el modelo típicamente hispano-andalusí: patio central sobre el que se organiza el resto de estancias.

El entonces Príncipe Alfonso X El Sabio ocupa la plaza en el año 1243, que más tarde pasaría  a ser villa del Marquesado de Villena, momento en que experimenta la primera expansión demográfica y urbana. Don Manuel concede a Yecla en 1280, los mismos privilegios que el rey Sabio concediera a Lorca.

Su condición de puesto fronterizo, propicia un aumento demográfico y el desarrollo económico durante los reinados de Carlos V y Felipe II (siglo XVI), pero la siguiente centuria supone una recesión, como en el resto del estado español, en todos los ámbitos provocados por guerras, plagas, emigración y bandolerismo.  Ya en el siglo XVIII se vive un renacimiento de la Villa propiciado por la deforestación, colonización y conquista para el cultivo de la mayor parte de sus tierras, alcanzando los 10.000 habitantes censados. Es entonces cuando se empieza a edificar las singulares casas solariegas, con sus escudos nobiliarios tallados en las fachadas, que aún hoy perpetúan el aire señorial y distinguido que tuvo antaño.

En el siglo XIX ve la consolidación de Yecla como exclusiva zona vitivinícola, que perdura hoy con su propia Denominación de Origen en plena expansión. De finales de esta centuria son el Teatro Concha Segura, la Lonja y el Casino Primitivo. Se consolida en el siglo XX la industrialización, que en Yecla se materializa en la industria del mueble, importante actividad económica que se ha desarrollado con gran prestigio.

Si vamos hacer un recorrido por esta ciudad, iniciamos la andadura en el balcón de Yecla, que es el Cerro del Castillo, el cual alberga ruinas de la fortaleza que sirvió de núcleo para el asentamiento de la población actual. En su ascenso salen a nuestro encuentro diversas estaciones del Vía Crucis decoradas de azulejería valenciana de gran calidad.

En la cumbre nos sorprende el santuario de la Virgen del Castillo, patrona de Yecla, un edificio del último tercio del siglo XIX que ha sufrido varias modificaciones a lo largo de la historia. Se trata de una construcción de planta rectangular de una sola nave dividida en tres tramos, cuya portada está coronada por una imagen pétrea de la Virgen. A ambos lados, y a modo de fieles guardianes, dos torres gemelas de planta cuadrada custodian el acceso al templo. Ya en el presbiterio se puede contemplar la talla del escultor Miguel Torregrosa, que representa a la Patrona de Yecla.

Un edificio adyacente, el Museo Mariano alberga todo tipo de objetos relacionados con las Fiestas patronales, que se celebran en el mes de diciembre en honor de la Purísima Concepción. Entre ellos destaca la carroza de la Virgen iluminando el claustro. Se puede acceder a pie desde el propio núcleo urbano.

En descenso desde el Cerro del Castillo llegamos al Paso de la Bandera, llamado así por ser el lugar donde el Mayordomo “juega la bandera” en las Fiestas Patronales. La panorámica desde Yecla desde esta ubicación nos descubre a vista de pájaro casi todos sus secretos, de ahí su valor paisajístico.

Al adentrarnos en el casco urbano, nos encontramos la parroquia de la Asunción o “Iglesia Vieja”, cercana a la plaza del

Ayuntamiento. Datada del siglo XVI, es una edificación de planta rectangular, con una nave de estilo gótico en sus primeros cincos tramos. En el sexto, de forma poligonal, se torna renacentista para albergar el retablo mayor.

Destaca la impresionante torre renacentista de 35 metros de altura construida a mediados del siglo XI, en cuyo friso distinguimos un conjunto de cabezas esculpidas  en la piedra que parecen mirarnos desde lo alto. En palabras de Azorín “La torre es un gallardo ejemplar del Renacimiento; tiene fuera, bajo la balaustrada, una greca de cabezas humanas en expresiones tormentarias”.

Este edificio alberga el Museo de la Semana Santa. Imaginería, tronos, estandartes, bordados, cruz-guías, túnicas…., de las hermandades y cofradías que participan en los desfiles pasionales.

Si continuamos bajando, llegamos a la Plaza Mayor, conjunto de soportales con arcadas renacentistas que antaño servían de escenario para los concejos abiertos a todos los vencinos.

El Ayuntamiento o Palacio del Concejo, edificio renacentista del la primera mitad del siglo XVI, presenta una interesante fachada labrada en piedra de sillería, que alberga entre dos balcones, el escudo imperial de Carlos V con el Águila bicéfala. Arriba se encuentra el escudo de Yecla, en la cual se lee » Muy Noble, Muy leal y Fidelísima villa de Yecla» desde 1707.

Otros edificios cercanos que tienen interés turístico, son la Casa de los Alarcos, el edificio del Pósito, La Lonja y la Torre del reloj.

  Azorín en su obra La Voluntad describe » El cielo se extiende en tersa bóveda de joyante seda azul. Radiante, limpio, preciso aparece el pueblo en la falda del monte. Aquí y allá, en el mar gris de los tejados uniformes, emergen las notas rojas, amarillas, azules, verdes de pintorescas fachas. En el primer término destacan los dorados muros de la Iglesia Vieja, con su fornida torre; más abajo, la iglesia Nueva; más abajo lindando con la huerta, el largo edificio de las Escuelas Pías, salpicado con los diminutos puntos de sus balcones. Y esparcidos por la ciudad entera, viejos templos, ermitas, oratorios, capillas: a la izquierda, Santa Bárbara, San Roque, San Juan, ruinoso; el Niño, con lo tejadillos de sus cúpulas rebajadas; luego, a la derecha, el Hospital, flanqueado de sus dos minúsculas torrecillas; San Cayetano, las Monjas…….»

 

El antiguo edificio del Pósito o Alhorín, del siglo XVI, fue en su origen casa de contratación del trigo e institución de capital importancia, ya que venía a regular el abastecimiento anual de grano. La planta baja estaba destinada a las contrataciones y la superior al almacenaje. La Casa-Palacio de los Alarcos, adyacente a la Casa Consistorial, está datada en el siglo XVI y sus dependencias cumplen hoy funciones administrativas. Destaca en la fachada que da a la Plaza Mayor, la ventana con frontal decorado y escudo de armas.

La Lonja, ubicada en el lugar donde en el siglo XVII se levantaba la ermita de la Virgen de las Nieves, es hoy Auditorio Municipal. Junto a ella la Torre del Reloj del siglo XIX, cierra la plaza confundiéndose con la torre de la Iglesia Vieja en un curioso juego de perspectivas.

Siguiendo la andadura desde la Plaza Mayor llegamos a la Basílica de la Purísima Concepción “Iglesia Nueva” de estilo neoclásico, destaca por su cúpula semiesférica vidriada en azul y blanco y decorada en espiral. En su interior, su elemento principal es el mármol, que se encuentra tanto en el altar y como en el pavimento, del que aún se conserva el original. Anexa a la Basílica, se halla la Capilla de la Comunión, también de estilo neoclásico y en la que destaca un retablo con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús. La mayoría de las esculturas y pinturas del templo son posteriores a la guerra civil española.

De obligada visita es la iglesia de San Francisco, construida por los franciscanos a finales del siglo XVI, y la Capilla de la Virgen de las Angustias, de principios del XVIII, joya del barroco levantino cuyo camarín no deja indiferente a nadie por la riqueza de su azulejería y las columnas salomónicas que centraban la imagen titular.

Muy cerca de la Iglesia de San Francisco se alza el templo más antiguo de Yecla; la iglesia de San Roque, ermita mudéjar datada en el siglo XVI, presenta una sola nave con arcos de medio punto que soportan un artesonado de madera.

La antigua Casa Panadera del Pósito es hoy el Teatro Concha Segura, terminado a finales del siglo XIX y denominado así en homenaje a la Actriz yeclana. De admirar es todo el complejo, desde el vestíbulo de entrada hasta la decoración pictórica que corona el patio de butacas, obra del lorquino Manuel Muñoz Barberán.

Otras visitas recomendables las situamos en la Casa Palacio de los Ortega, actual Casa Municipal de Cultura y sede del Museo Arqueológico “Cayetano de Mergelina”.

Las cinco salas del Museo Arqueológico albergan una muestra de los objetos encontrados en los yacimientos: Cerro del Castillo, Los Torrejones, en los que se puede ver en sus salas el recorrido desde el mundo prehistórico hasta la época medieval. Destaca el conjunto de esculturas (exvotos) procedentes del Santuario Ibérico del Cerro de los Santos (siglo IV-II a.C), los bajorrelieves en mármol y mosaicos del yacimiento romano de los Torrejones (siglo I-VI d.C) y el ajuar de época almohade hallado en el Cerro del Castillo.

En la segunda planta se encuentra el Museo de Réplicas del Greco, colección de 73 replicas de otras tantas obras originales

de El Greco, realizadas por el pintor yeclano Juan Albert Roses.

También es este edificio se ubica la Biblioteca Municipal y Archivo Histórico Municipal.

El Museo Taurino se sitúa en la misma Plaza de Toros, junto a la sede la Peña Taurina Yeclana. En él se puede contemplar, junto a carteles y objetos del mundo de la tauromaquia, escenas pictóricas de artistas como Juan Ortuño, Alfonso Muñoz, Pepe Marco, César Palacios y Pedro Chinchilla.