Cultura

La Comarca del Nordeste ofrece un extenso panorama cultural fruto de la dilatada historia de esta región. El papel  de tierra fronteriza o de paso entre la meseta y las tierras andaluzas,  ha generado un rico patrimonio  con un sinfín de testimonios del pasado que la convierten en punto de encuentro entre la tradición y un presente expectante por descubrir para el visitante. En este sentido se puede visitar un amplio conjunto histórico-artístico donde destacan numerosos monumentos: si subimos al Lugar Alto en Abanilla nos encontramos con la  imagen del Sagrado Corazón de Jesús y con los restos de la Alcazaba musulmana, iglesias que se reparten en sus pueblos con gran magestuosidad como la Basílica de la Purísima Concepción en Yecla, y los castillos que se alzan dominantes sobre cada pueblo….sin olvidar los restos arqueológicos que dejaron a su paso anteriores civilizaciones, como el Balneario romano de Fortuna, la Villa romana de Los Torrejones en Yecla,  descubrimientos que sin duda, podrás visitar en los museos arqueológicos como Jerónimo Molina, Cayetano de Mergelina. Y como colofón, ven a descubrir la emoción y el sentimiento de nuestras fiestas populares.

Naturaleza y medio ambiente

La gran variedad de paisajes geomorfológicos que ofrece la comarca es consecuencia de la situación geográfica en el Sureste peninsular;  los relieves de montañas de las cordilleras béticas generados por la tectónica alpina que levantó las montañas, y configuró las cuencas de Abanilla y Fortuna, trazó los valles, alzó los altiplanos y, en definitiva, como resultado de la armónica combinación de relieve y  la aridez  del clima a lo largo del tiempo, a los que se le ha sumado la mano del hombre que, durante milenios, los ha ido transformando. Se divisa un paisaje variado y privilegiado donde el límite más meridional de la comarca se halla en la sierra de La Pila (1.261 metros), a cuyo pie se abre la cuenca de la rambla de La Raja, que  separa  las primeras sierras que de NE a SW recorren la comarca. Así encontramos la sierra de El Carche (1.372 m), el Monte Arabí (1.067) y, muchas más donde crece la vegetación autóctona y aparece el omnipresente Pino carrasco que conviven con el reino animal de cada lugar, siendo todos ellos lugares de gran encanto natural, que debemos preservar para futuras generaciones como legado natural.